Con cada cambio de estación, llega el momento de guardar la ropa de temporada. Hacerlo bien es imprescindible para que se mantenga en condiciones.

Cuando los días de calor comienzan a aproximarse, llega el momento de hacer un cambio de armario, guardar las prendas de invierno y darle espacio a las de verano. Y aunque puede sonar muy sencillo, normalmente es una tarea que nos ocupa bastante tiempo, pero ¿cómo hacerlo? ¿cuáles son los mejores trucos?

¿Cómo almacenar las prendas para que no se dañen? ¿cómo evitar que adquieran mal olor?

Lavar antes todo lo que se guarde

Así evitaremos que se acumulen malos olores extraños, y ayudará a mantener en perfecto estado cada prenda.

Ordena la ropa por categorías

Clasificar la ropa por su tipología, ahorrarás espacio y tiempo: jerséis, camisas, camisetas, pantalones, pijamas, calcetines y medias, ropa interior,… Además, si en un momento determinado necesitas recuperar algo, será más fácil encontrarlo.

Cuidado con las polillas

Distribuye bolsas antipolillas en las diferentes cajas, bolsas y fundas de ropa para evitar encontrarte la ropa llena de agujeritos después del verano. Además, puedes perfumar con saquitos aromáticos para mantener fresca tu ropa hasta la próxima temporada. La lavanda suele ser una buena solución, efectiva además contra las polillas.

Es aconsejable mantener los armarios limpios y sin humedades

Sitios  más adecuados para guardar tu ropa

Los sitios más apropiados para almacenar la ropa de otras temporadas son los altillos, las camas con canapé o con cajones. Si tienes  armarios de sobra, aprovecha para colgar las prendas más delicadas, como trajes, vestido de fiesta o abrigos. En estos casos son muy aconsejables las bolsas transparentes.

 Optimiza el espacio

La ropa guardada en bolsas de plástico queda desorganizada y ocupa más espacio que si se almacena en cajas. Éstas impiden que la ropa se arrugue excesivamente y ahorran espacio porque se pueden apilar uniformemente. Incluso algunos tipos de cajas nos permiten rescatar alguna prenda concreta puesto que cuentan con «ventanas» para ver su contenido. Las más cómodas son las cajas de plástico flexible, preferiblemente con refuerzos en la base y los lados, para que la colocación sea más sencilla. Y si tienen ruedas pueden ser muy cómodas para guardar debajo de la cama.

Para los complementos, la mejor solución es usar las cajas pequeñas, permitiendo así tenerlos siempre localizados, a mano y que no se pierdan entre el resto de prendas.

Otra opción, las bolsas herméticas de las que se puede extraer el aire, evitan la entrada de insectos y humedad, ahorran espacio y permiten visualizar lo guardado con facilidad. Son aconsejables para los edredones y colchas ya que son prendas que ocupan mucho sitio en los armarios.

Para evitar manchas y olor a cerrado se recomiendan las bolsas de tela, pero dejan paso a la humedad y los insectos, aconsejable para almacenar las sabanas.

Se puede etiquetar las cajas o las bolsas para saber qué guardaste y en qué lugar.

Los trucos para guardar todo

» No uses bolsas de plástico para guardar la ropa. Retienen humedad y fomentan el moho. En su lugar, usa bolsas de algodón.

» No planches la ropa antes de guardarla. Así podrías estar fijando los gérmenes y la suciedad invisible.

» Antes de guardar la ropa, limpia el armario y elimina toda la humedad.

» Distribuye en el armario bolitas de naftalina o alcanfor. La lavanda, el limón y la naranja, el tomillo y la menta también son excelentes antipolillas.

» Guarda las camisas, camisetas y camperas bien dobladas y con los botones o cierres cerrados. Así vas a evitar que se deformen.

» Si optas por colgar la ropa, elige las perchas acolchadas o de madera. Las de alambre fino ceden al peso y pueden oxidar las prendas.

Con estos sencillos pasos, al llegar el próximo invierno, te vas a encontrar tu ropa en perfectas condiciones y lista para usar.